Higiene y cuidado de los retenedores

Los retenedores son piezas imprescindibles en cualquier tratamiento de ortodoncia. Una vez superado este, el uso de los retenedores ayuda a que los dientes no vuelvan a una posición de mal alineamiento.

Las piezas dentales tienen memoria, lo que significa que con el paso de los años pueden volver a su posición inicial. El uso de retenedores fijos o removibles evita que suceda este fenómeno. Sin embargo, es importante promover un correcto cuidado de los retenedores por dos motivos: el primero es que sigan siendo funcionales y el segundo es que se mantengan limpios e higiénicos para evitar posibles infecciones bucales.

Cómo limpiar los retenedores

La limpieza de los retenedores varía en función de si estos sin fijos o removibles. Los removibles hay que lavarlos con jabón neutro o pastillas efervescentes cada vez que se retiren, para que no se acumule sarro o restos de saliva en su superficie.

El cuidado de los retenedores fijos obliga a prestar mucha atención durante los momentos de cepillado. Al llegar a la zona de los retenedores hay que frotar suavemente para retirar el exceso de placa y acompañar esta rutina con un cepillo interproximal para llegar a las zonas más complejas, como los huecos entre dientes.

Qué hábitos hay que evitar con los retenedores

Otro punto importante con los fijos es guardar mucha precaución al tomar alimentos duros: cortezas, bocadillos, mordiscos a piezas de fruta… El retenedor puede despegarse o fracturarse. Esto no  ocurre con los móviles, pues se retiran para comer.

Al retirarlos, ya sea para comer o por cualquier otro motivo, hay que guardarlos en un lugar seguro. Una práctica totalmente desaconsejada es morderse las uñas, ya que favorece el desplazamiento de los dientes.

Finalmente, no olvides acudir a revisiones periódicas para comprobar el estado de los retenedores. Y si hace poco tiempo que los usas, no sientas temor con la presión o leve dolor en la boca, pues esa sensación se irá moderando con el paso del tiempo.