Recambio dentario
El recambio dentario es el proceso a través del cual van cayendo los dientes temporales y aparecen las piezas ya permanentes. Suele comenzar a partir de los cinco o seis años y se mantiene durante años hasta lograr la dentadura permanente.
La dinámica es el crecimiento progresivo de los dientes definitivos que van empujando a los temporales hasta que estos acaban cayendo. Los dientes de leche son en total 20 piezas, aunque esta cifra no es siempre la misma, pues puede haber variaciones por motivos genéticos u otras razones. Normalmente son las piezas inferiores las primeras en aparecer y también en caer.
El hueco que dejan las piezas temporales es el que ocupan los dientes permanentes. Estos van despuntando en la encía y desgastan la raíz de los dientes de leche, que se ven obligados a desplazarse hasta que caen y se produce el completo recambio dentario.
Los dientes fijos son más grandes que los de leche. Esto puede provocar que no ocupen una posición correcta por falta de espacio y van alineándose como pueden. Una vez se desarrolla el hueso maxilofacial adoptan una posición más regular.
¿Cuándo aparecen los dientes definitivos?
Los dientes inferiores son los primeros en nacer y lo hacen en la parte interna de las encías, tras los dientes de leche, que se ven expulsados hacia afuera. Estos son los primeros y tras ellos llegan los superiores, que aparecen por delante de la encía y empujan a los temporales hacia adentro. Los incisivos centrales pueden salir cuando los niños tienen seis o siete años.
Las muelas son las últimas piezas en salir, el primer molar se denomina la muela de los seis años y ocupa una posición trasera a las últimas muelas de leche. No sustituyen a otra pieza, sino que ocupan un espacio libre tras los segundos molares, que todavía no han caído y conviven durante un tiempo con ellos. Los molares inferiores también salen antes que los superiores.
¿Cómo actuar durante el recambio dentario?
El consejo principal para facilitar este proceso es que no se fuerce. Es posible que tarde mucho tiempo desde que los dientes comienzan a moverse hasta que terminan cayendo. Provocar la caída con la lengua u otros dientes puede dañar a los dientes permanentes que están por salir.
Solo cuando los dientes de leche están muy sueltos y resultan molestos para hablar o comer es cuando se puede provocar su caída, pero en ese caso será muy cómodo, porque no provocará dolor.